A continuación dejamos a disposición el artículo “Sociabilidad
popular: Filármonicas y mutuales. Antofagasta, albores del siglo XX” del
investigador antofagastino Javier Mercado Guerra, el que apareció publicado en
la segunda edición de nuestra revista Pampa
Negra. Hemos complementado esta versión con
imágenes, las que son parte de nuestro trabajo de recopilación
fotográfica en torno al movimiento obrero antofagastino de esa época.
Grupo Pampa Negra
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SOCIEDAD FILARMÓNICA DE OBREROS DE ANTOFAGASTA HACIA 1904. REVISTA ZIG-ZAG / ARCHIVO GRUPO PAMPA NEGRA |
Desde
mediados del siglo XIX hasta comienzos del XX, el término sociabilidad popular
se encontraba exclusivamente relacionado con las prácticas organizativas
desarrolladas por artesanos y obreros calificados, dirigidas a generar instancias
de expresión cultural. En este sentido, existía una estrecha
relación entre el mutualismo decimonónico y las primeras sociedades
filarmónicas y artísticas surgidas desde los sectores más ‘ilustrados’ de las
clases populares, pudiéndose afirmar que “la relación entre éstas y las
sociedades de obreros fue bastante estrecha, ya que en numerosas ocasiones se
utilizaron los salones sociales de una y otra para los actos de celebración de
cada una”[1].
De esta forma,
surgen al alero del movimiento mutualista en Chile las asociaciones obreras
encargadas de generar ‘diversiones populares’ ante “la necesidad de efectuar un
trabajo más amplio para lograr la ansiada “regeneración del pueblo”, ya que el
proyecto reformador tenía que comprender otros aspectos de la vida”[2], propiciando
las diversiones ‘sanas’ para los sectores populares. El tipo de organización
que más destacó en este sentido fue la Filarmónica de Obreros, constituida por
un conjunto musical que ofrecía ‘bailes sociales’ abiertos a la comunidad, lo
que incidió en un prestigio ganado tanto en los círculos de la elite liberal
como al interior del movimiento asociativo popular.
Las actividades
desarrolladas por las sociedades filarmónicas de obreros siguieron, claramente,
los parámetros de los sectores ilustrados en el tema cultural. Esta
característica ha sido interpretada en el sentido de que este tipo acciones
reflejaría una “lectura popular del ideario liberal” por parte del artesanado y
de los obreros calificados o bien, que dicha influencia de la elite habría
tenido “variaciones e interpretaciones propias gracias a las cuales habrían
sido más asequibles los conceptos manejados por la elite”, en una especie de
apropiación cultural realizada por parte de los sectores populares.
Si bien la tesis
anterior puede ser discutible, una situación innegable es la vinculación
estrecha entre las prácticas mutualistas y el surgimiento de organizaciones de
sociabilidad popular, incluso como parte integrante del proyecto societario
mutualista. Este proceso que se ve refrendado con lo ocurrido en las tierras
salitreras, ya que hacia
“los últimos meses
de 1891 [y durante toda esta década] comienza un proceso de fundación de
organizaciones que elevó los índices de sociabilidad obrera en Tarapacá a
niveles nunca antes vistos”[3].
Fenómeno similar
es el que está ocurriendo en Antofagasta, ya que hacia la década del 1890
comienzan a fundarse una gran cantidad de asociaciones obreras de carácter
mutualista[4]. La Sociedad
Filarmónica de Obreros de Antofagasta es “fundada el 10 de diciembre de 1893,
por un grupo entusiasta de jóvenes de la localidad”[5],
constituyéndose en la principal y más antigua asociación artístico-cultural de
obreros en la provincia. Esta sociedad era la encargada de realizar los ‘bailes
sociales’ y las ‘veladas literario-musical’ que contaban con todo el
beneplácito del resto de la sociedad antofagastina; actividades que se
realizaban en el Salón Social de la propia Sociedad Filarmónica de Obreros
ubicado en la céntrica calle Baquedano y de los cuales se solía destacar que
duraban “hasta altas horas de la noche, no decayendo ni por un momento el
entusiasmo i la alegría”[6].
La realización de
estas actividades culturales eran alabadas por los sectores altos de la
sociedad antofagastina debido a los beneficios y virtudes que en ellas podían
adquirir los obreros, al respecto se establecía que:
“aparte de la
ilustración i modales que se adquieren en esas tertulias se le aleja del vicio,
se le distingue lo bueno de lo malo, se le encumbra i se le dignifica. […] La
simpática fiesta terminó después de las cinco de la madrugada, sin ninguna nota
discordante”[7].
Es así como la
Filarmónica de Obreros de la ciudad de Antofagasta logró establecerse como una
de las entidades más valoradas en el que hacer cultural de la ciudad, ganándose
todo el respeto y el apoyo de los sectores acomodados, quienes valoraban enormemente
los esfuerzos por ‘ilustrar’ a los sectores populares de la ciudad. Se decía
que “la Filarmónica de Obreros, es una de las instituciones más simpáticas de
esta ciudad, cuyos fines sociales han seguido su curso de perfeccionamiento i
cultura”[8]. Sin embargo,
la actividad de esta sociedad no se orientaba exclusivamente hacia los sectores
obreros y populares, sino que también convocaba a otros sectores más
acomodados, práctica que era resaltada enormemente por la prensa local como
manera de demostrar la existencia de instancias de unión y paz social en un
contexto donde claramente esta situación estaba lejos de prevalecer. De esta forma
se idealizaba esta instancia de sociabilidad diciendo que
“los que crean que
solo eran obreros los que bailaban se equivocan, ahí estaban representadas
todas las clases sociales, desde el mas encumbrado personaje hasta el mas
humilde hijo del pueblo i todos mezclados, confundidos en un solo anhelo, en
una perfecta comunidad de ideas”[9].
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ESTUDIANTINA DE MUJERES. ANTOFAGASTA 1904 REVISTA ZIG-ZAG. ARCHIVO GRUPO PAMPA NEGRA |
Durante la primera
década del siglo XX, comienzan a emerger las primeras organizaciones obreras de
estas características en la pampa salitrera. En aquellas tierras,
específicamente en los campamentos de las oficinas salitreras, la organización
de sociedades filarmónicas cumplió un rol fundamental en la constitución de los
espacios de sociabilidad, ya que la “Filarmónica también integraba la rama de
fútbol entre sus asociados, de academias de bailes y, naturalmente, de
realización de bailes entre sus asociados, e incluso, de celebraciones
teatrales”[10].
Se puede apreciar claramente cómo estas organizaciones nacen a partir de una
práctica asociativa espontánea de los sujetos, ya que no es la organización la
que genera la práctica del fútbol o los bailes, sino que nacen de las prácticas
cotidianas de los sujetos que posteriormente se cristalizan en una determinada
asociación.
Un claro indicador
del explosivo aumento de sociabilidad obrera organizada en la pampa, está
constituido por las sucesivas felicitaciones y muestras de apoyo entregadas por
la prensa antofagastina a dichas iniciativas; de esta manera se informaba que:
“un grupo de
entusiastas operarios de Pampa Central echó las bases de una institución que
lleva por nombre “Sociedad Filarmónica de Obreros Hijos del Desierto”. Este
centro social ha seguido una vida progresista merced al esfuerzo de sus
miembros y a los buenos rumbos que le han impreso sus directorios”[11]
Continuamente se
entregaban informaciones sobre la creación, tanto de sociedades filarmónicas
como también de centros dramáticos y deportivos en la pampa, tales como
la “Sociedad Filarmónica i Centro Dramático Libertad” de la oficina
Pepita (enero de 1905), Sociedad Filarmónica y de Socorros Mutuos “El Boquete”
de la oficina Domeyko (octubre de 1907), el “Centro Social Filarmónico” de la
oficina Anita (octubre de 1907) y el “Centro Filarmónico y Club de foot- ball”
de la oficina salitrera Castilla (abril de 1908), entre muchos otros.
Como se puede
observar, existió una gran profusión de organizaciones dedicadas a la
sociabilidad obrera en la pampa salitrera hacia los primeros años del siglo XX,
proceso que vendría a reflejar prácticas asociativas anteriores a la
organización formal y que posteriormente se ven institucionalizadas con la
creación de estas sociedades obreras. Sin embargo, el carácter
eminentemente obrero o popular de estas sociedades es bastante dudoso, ya que
fueron continuamente cooptadas por las administraciones de las oficinas con el
objeto de introducir determinados comportamientos de orden entre los
trabajadores. En este sentido, se ha planteado que “La Filarmónica no sólo
estructuró la sociabilidad de la Oficinas sino que constituyó un control social
sobre gran parte de los obreros y, en menor medida, empleados de una Oficina”[12].
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SOC. FILÁRMONICA "UNIÓN Y CONFRATERNIDAD". 1911, ESTACIÓN BAQUEDANO. REVISTA SUCESOS / ARCHIVO GRUPO PAMPA NEGRA |
De todas formas,
es necesario establecer que si bien la acción de estas agrupaciones dentro del
mundo popular salitrero fue importante, no se debe sobre dimensionar el radio
de acción e incidencia dentro del diverso campo popular sobre el cual se
establecían dichas agrupaciones sociales. Así mismo, cabe destacar que no todas
estas organizaciones fueron cooptadas por las administraciones y las clases
patronales, ya que existieron importantes espacios de crítica social generada a
través de las instancias de sociabilidad obrera organizada. Una actividad que
se caracterizó en este sentido fue el teatro obrero.
Por otra parte, y
específicamente dentro del ámbito urbano de la ciudad de Antofagasta, es
posible percibir una gran variedad de instancias de sociabilidad popular sin
una organización explicita, pero que presentan un patrón de frecuencia mucho
mayor que las instancias de sociabilidad nacidas de una organización formal.
Para el contexto
de la pampa salitrera, se ha dicho que “el trabajador de la pampa, contaba con
la Filarmónica como una de las pocas instancias de sociabilidad posibles en el
desierto”[13],
afirmación que en cierta medida es acertada, pero que de ninguna manera se debe
tomar como absoluta. Si bien la vida en la pampa salitrera durante el periodo
que analizamos era extremadamente dura y restringida en los campamentos -lo que
impedía la generación de instancias espontáneas de sociabilidad- no se debe
restar importancia a la existencia de pueblos pampinos que albergaban
importantes locales comerciales de expendio de alcoholes, cantinas y casas de
prostitución que recibían una importante afluencia de trabajadores salitreros.
Así mismo, en las oficinas existían espacios de sociabilidad cotidiana en las
mismas piezas obreras y en las cantinas, así como también durante algunas
celebraciones patrias (bolivianas, peruanas o chilenas) o del carnaval, que
eran trascendentales desde el punto de vista de la sociabilidad popular en el
sentido amplio con que la estamos analizando. Por último, se debe tener
presente la estrecha y constante relación de los sujetos establecidos en la
pampa salitrera con el puerto, ya sea por razones de movilidad laboral o bien
porque muchos pampinos acudían al puerto para ser parte de las diversiones de
cantina y burdel que la ciudad les ofrecía.
[1] Marianne
Sahaale. (1997). De agonías y luchas: una aproximación a la
sociabilidad obrera, Tesis para optar al grado de Licenciado en
Historia, PUC, Instituto de Historia, Santiago.
[2] Sergio Grez
(1998). De la regeneración del pueblo a la huelga general:
génesis y evolución histórica del movimiento popular en Chile (1810-1890). DIBAM. Una
visión que otorga un mayor grado de autonomía al movimiento mutualista: María
A. Illanes (1990). La revolución solidaria. Historia de las sociedades
obreras de socorros mutuos. Chile, 1840.1920. PRISMA
[3] Julio
Pinto V. (1994). “En el camino de la mancomunal: organizaciones obreras
en la provincia de Tarapacá, 1880-1895”. En Cuadernos de Historia,
N°14, Santiago. pág. 119.
[4] Para un
recuento de las asociaciones obreras en Antofagasta y Tarapacá ver: Floreal
Recabarren (1954) Historia del proletariado de Tarapacá y
Antofagasta, (1884-1913). Memoria para optar al título de Profesor de
Historia, Geografía y Educación Cívica, Instituto Pedagógico, Universidad de
Chile.
[10] José
González (2003). La Pampa Salitrera en Antofagasta. Auge y ocaso de una
era histórica. La vida cotidiana durante los ciclos Shanks y Guggenheim en el
desierto de Atacama. PROA
[13] Cristina Riveros
(2001). Función de la música en la pampa salitrera, 1890-1930, Tesis
para optar al grado de Licenciado en Historia, Pontificia Universidad Católica
de Chile, Stgo. Pág. 35
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