Desde el día 21 de julio, la Confederaciónde Trabajadores
del Cobre (CTC) comenzó una paralización nacional, en todas las
divisiones de Codelco,
ese mismo día los trabajadores y trabajadoras tomaron los accesos a las faenas
en Chuquicamata,
El Teniente, Andina y El Salvador, este último con cortes y barricadas en la
faenas pero también en la ruta que une el campamento con Diego de Almagro. Como
ha sido tónica a lo largo de su historia, los Trabajador@s de la división más
pobre de la empresa estatal, demostraron una vez más su radicalidad y lucha
comprometida con el movimiento, siendo la única división que ha aguantado las
barricadas durante varios días, desde el mismo 21 de julio se han registrado
enfrentamientos en la salida de Diego de Almagro, de los cuales los mineros han
salido triunfantes, apoyado por la comunidad de este pueblo que luego de la
lluvia y el alud de este año comienza de a poco a levantarse.
El día de ayer 23 de julio, se registró
enfrentamientos durante la tarde en el Paseo de los trabajadores donde comienza
la ruta de 60 kilómetros que separan Diego de Almagro con el campamento de El Salvador, los trabajadores
resistieron en las barricadas durante toda la tarde apoyados por vecinos y
vecinas, contra Fuerzas especiales de carabineros enviados desde otros
puntos del país a reprimir la huelga de la CTC que lucha por un nuevo “Acuerdo
Marco”, el cual se había venido renovando cada dos años desde la gran huelga
del 2007.
Fue en este contexto de represión que se ha
vivido en la comuna de Diego de Almagro que durante la noche del jueves 23 de
julio y la madrugada del día viernes, se intentó desalojar a los trabajadores y
trabajadoras del cobre de las barricadas que mantienen a la entrada del
campamento El Salvador y en la entrada de la mina. Los combates se extendieron
por varias horas trasladándose por varios lugares del campamento y sus
alrededores. Fue en estos momentos cuando la población se volcó a apoyar a los
mineros, fue así como también se comenzaron a registrar enfrentamientos en la
ciudad y se inició el disparo de bombas lacrimógenas contra la población.
Los mineros armados con las piedras que el
desierto entrega se defendieron como lo han hecho durante ya muchas huelgas,
demostrando las agallas que tienen, loas pacos por su parte respondían con
bombas lacrimógenas y disparos de escopeta, a estos se sumaron disparos de
balas, una de las cuales alcanzo a Nelson
Quichillao López, trabajador salvadoreño, oriundo de la zona y que
prestaba servicios a Codelco por medio de la empresa Geovita, el cual recibe la
bala en su ingle, la que momentos después le provocará la muerte. A su vez
varios trabajadores más se encuentran heridos, algunos de gravedad.
Un nuevo asesinato por parte del Estado
chileno, un nuevo trabajador muerto por las balas de los perros guardianes de
la clase política, nuevamente en un gobierno de Bachelet de asesina a un
obrero, ayer fuer Rodrigo Cisternas en las tierras del sur, hoy son las
alturas de El Salvador las que nuevamente se tiñen con sangre
minera, al igual que en 1966 cuando el Estado masacró a 6 mineros y dos
mujeres, al igual que en 1973 con el paso de la caravana de la muerte donde aún
se mantienen desaparecidos 5 trabajadores salvadoreños.
¿Cuánto más estamos dispuesto a aceptar?, ¿Cuántos muertos más van a venir a engrosar las listas de
asesinados y asesinadas en esta supuesta democracia? Los trabajadores y
trabajadoras de El Salvador ya han tomado su posición, al igual que en la lucha
contra la dictadura y en la larga huelga del 2007, está la convicción y la
confianza de luchar hasta vencer, la muerte de Nelson no puede ser en vano, es
hoy el momento, es ahora cuando la solidaridad de clase tiene que hacerse
manifiesta, en cada puesto de trabajo en cada pupitre, en cada sala de clase,
en cada rincón, estos hechos no pueden dejarnos indiferentes, debemos salir a
las calles a demostrar la pena, a transformarla en rabia, a no permitir que se
nos siga asesinando impunemente, no podemos permitir ningún muerto o muerta
más. A llegado el momento de decir basta al Estado, a la clase política, de
comenzar al igual que los trabajadores y trabajadoras del cobre a ejercer la
autodefensa, ¡no podemos dejar que nos pasen por encima!
A repudiar en cada rincón, en cada calle, en
cada esquina la muerte de Nelson Quichillao, es la única forma de hacer que su
muerte no sea en vano. El que murió de pie debe seguir viviendo en cada forma
de lucha, al prender una vela, al lanzar una piedra, al encender una barricada,
al dar un grito de rabia.
ADELANTE LA LUCHA DE LOS TRABAJADORES Y
TRABAJADORAS DEL COBRE!!!
A SEGUIR LUCHANDO POR SUS DERECHOS Y POR
MEJORES CONDICIONES LABORALES
QUE NELSON ESTÉ EN CADA MOMENTO ACOMPAÑANDO LA
LUCHA, EN CADA BARRICADA, EN CADA CAMINO QUE SE CORTA Y EN CADA LUCHA QUE SE
TRIUNFA
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